Hoy he hecho algo que creo que no había hecho antes, o al menos no que yo recuerde.
Suelo ser una persona bastante cerrada y casi huraña, no me gusta mucho hablar de mis emociones y sentimientos, lo hago muy pocas veces y con personas que conozco bien.
Hace un par de semanas, después de lo que pasó con L, no me sentía nada bien, con pocas ganas de hablar con nadie, muy triste y dolido, pero tenía que trabajar y tenía una video conferencia. El tema es que al entrar solo estaba una de las chicas que trabaja conmigo y al verme me dice: ¿Estás bien? Tienes muy mala cara. Yo le dije que si, que estaba bien, que no me pasaba nada. Al finalizar la reunión, ella es la última en salir y antes de despedirse me vuelve a repetir: ¿Seguro que estás bien?, a lo que yo contesto, un poco de mala manera: tranquila, no es nada importante, se pasará pronto, y ella me dice: pues espero que pase pronto, ánimo.
Obviamente no estaba bien, intentaba ocultar como me sentía, obviarlo y esperar que de alguna manera todo ese dolor desaparezca. Craso error. El dolor no desapareció, seguía ahí. Esto no es un mecanismo de defensa, es solo intentar evitar sentir, lo cual a la larga es mucho peor. Eso es algo que he aprendido durante este proceso. Expresar las emociones, dejar que salgan, es algo que ayuda, es liberador. No hay nada malo en expresarlos y dejar que afloren.
Hoy, programé una video conferencia con esta compañera, mañana marcha de la compañía por que ha conseguido otra mejor oferta, y quería conversar con ella del trabajo que queda pendiente y agradecerle por su ayuda durante su tiempo en la compañía. Y entonces pensé que tenía que pedirle disculpas por haber sido un poco indiferente cuando se preocupó por mi en esa ocasión. Empecé a agradecerle por haberme hecho esa pregunta aquel día, y ahí empecé a llorar, a llorar delante de alguien con la solo tengo una relación laboral y de la que conozco muy poco. Me dio igual, la sensación que tuve fue de liberarme de un peso encima y romper con esa tontería que tengo en la cabeza de no llorar cuando lo necesito. Ella fue muy amable y me dijo que todo iba a estar bien, que no me avergonzara, que a veces nos olvidamos que trabajamos con personas, que pueden pasar por muchas situaciones dolorosas y que si nos damos cuenta de ello deberíamos tener empatía con cada una de ellas.
Una experiencia para mi, única: rompí con mis esquemas mentales, me di permiso para expresarme y pude contarle a alguien que no lo estaba pasando bien, pero que estaba trabajando en ello y que sé que pasará. Esta vez si fue totalmente sincero.
Al final no fue tan mal, ¿Por qué no nos enseñan esto?.